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sábado, 24 de septiembre de 2011

Cuando dejé de ser inglés



Fue un gran pintor, una excelente persona, y también un excelente pintor, una bella persona. Se instaló de vuelta en la buhardilla de su ex, y conquistó a la bohemia porque a John le gustaba el flamenco jondo, el queso y el vino.

Su paleta desmenuzó el potencial de las escalas de grises, jugó con los fondos blancos como ningún otro artista visual había hecho antes. Buscó a brigadistas, a colonos sin tierra y retrató los paisajes castellanos con la finura inglesa de acuarelas limpias y manchas minimalistas. Sus árboles flotaban en la nada y aunque pintó desnuda a la piconera y a guitarristas con duende, sus obras transmitían la calma zen.

Fue muy querido en el pueblo que le acogió después de abandonar su raíz británica, ésta también quedó suspendida en el aire. Lo que no le gustó de su homenaje es que el Alcalde pidiera vino y queso cuando él nunca nada ofreció.



4 comentarios:

Rosa dijo...

Encantador Nelken... No sé si es real o fictio, pero llega.

Que bien volver a leer uno de tus dulces textos.

Un abrazo mi niña

Nelken Rot dijo...

Poco importa si es real o es fictio, lo importante es que ha nacido para quedarse en la memoria de lectores sensibles, como tú.

A good night kiss

Nel

Mari Carmen Azkona dijo...

¿Cuándo dejé de ser ingles? Yo creo que nunca se deja de ser de un lugar. La cultura y la educación pesa, y eso es lo interesante, sobre todo en el Arte.

Esa mezcla de culturas crea una mirada distinta. Como te ocurre a ti, Nelken Rot, ser habitante del mundo te hace especial.

Estoy segura de que John puede enseñarnos “ paisajes” que no siempre nos son fáciles de ver.

Besos y abrazos de algodón.

Nelken Rot dijo...

Los mundos imaginarios y los reales nos agrandan la mirada y el alma.

Si hay algo de la realidad que no te gusta píntalo otra vez.

No todo el mundo siente sus raíces afincadas en la tierra, y eso es un material riquísimo sobre el que trabajar palabras, trazos...

Besos de algodón Mariatxu

Nel