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jueves, 3 de noviembre de 2011

Esta tarde contiene arde



Me da tanto miedo el fuego. Me quemé con agua hirviendo, pero veo fuego y la huida no se detiene. No se detiene. Me da tanto miedo. Clarice Lispector se durmió con un cigarrillo y su fuego abrazó su cuerpo, no salgo de esa imagen. Recuerdo haber visto el daño fuego de cerca. Recurro a la anestesia mental necesaria para recordar la cara y el pecho quemado de Lola, la pintora, que con un disolvente se abrasó en su taller, sin querer. Tuvo que extender con sus manos de artista tanta crema sobre su nueva epidermis: cada hora su piel desierta, cubierta de escamas, reclamaba agua. Me da tanto miedo el fuego. Unos niños saltaron por una ventana, su madre los tiró para huir de la lumbre desbocada. Esta letanía de fuegos no acaba. Nos da tanto pánico el fuego.

Una enfermera deja salir unas gotitas de la jeringuilla, da unos golpecitos al tubo y nos manda soplar a mi hermano y a mí. Si soplas no te dolerá. Soplo las velas de mis tres años y no se apagan, un impulso de rebelión y desdicha me llevan a un nuevo intento, mi primer fracaso. De la frustración arranco un nuevo soplido con puñetazo en el mesa, una vela se apaga. Reconocida la técnica, tenaz, prosigo: soplo, puñetazo, la vela de los dos años desaparece, soplo de nuevo tras mi puñetazo de mano pequeña, y todas las velas se apagan. Todo un éxito, acabo de inventar mi primer ritmo. Celebro triunfante, con sonrisa y con empeño, mis tres años en el mundo. Mi familia en círculo se ríe, les gusto. Soy bruta, existo, ahora tengo tres años, alguien enciende la luz del pequeño cuarto de estar. Me da tanto el miedo el fuego, aunque sople.

Me acerco a los cuarenta y eres fuego y yo agua hirviendo, soplo y me sigue doliendo. Soplo y doy un puñetazo y no hay vela que se apague, me quemo. Cierro la ventana y huyo por el portal. Me da tanto miedo el fuego.

3 comentarios:

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Nelk:

El fuego siempre es un elemento temeroso. Hay fuegos externos que nos comen o nos desalojan o nos tiran al vacío desde las alturas, sin que los bomberos puedan evitarlo.

También hay fuegos que prenden en nuestro interior, que no somos capaces de apagar nosotros mismos.

A mí también me da mucho miedo el fuego, pero me alegra la llama de las velas.

Muchos besos.

Alex

Emilio Porta dijo...

Al fuego lo detiene la lluvia. Ahora tienes la lluvia, let´s suppose, another country. Gran texto, Nelken. Al menos, a mi así me lo parece. En la línea de todo aquello que se evoca, aunque se tema, porque permite examinar la vida en su conjunto. Ház y envés es todo lo que ocurre.

Nelken Rot dijo...

Hola chicos,

He tenido la suerte de robar algo más que unos rayos de sol de nuestra España, y me los he traído en sábado y en domingo a estos parques verdes. Ha sido mi cumple y tenía que festejar a mi manera, jeje.

Alex lo de los fuegos interiores son abismos, jeje, por el momento, estoy feliz con las llamas de las velas, jeje.

Se te echaba de menos por aquí Port.

BesooooOOOOooooos

Nelken